20 de diciembre de 2007

TRAGAMONEDAS Y ROCK


En el informe diario de la temperatura se encuentra una cifra importantisima en la que hay que reparar: “el factor de enfriamiento eólico” . Que como en todos los contratos, tratados, facturas, por ser el meollo del asunto, esta escrita en letra menuda. O sea que podemos estar a -12* y gracias a un vientecillo que algunas veces percibimos como insignificante, sin embargo, sentir un frío endemoniado de -25*.


Esta polar circunstancia no pudo detenernos ni a nosotros, ni a muchas personas más, la noche del sábado. Parqueadero a tope. Yo me imaginaba que la mayoría de los que estaban en el Casino de Montréal en ese momento, disfrutaban del calor de sus cobijas y si no fuera por la hora tal vez rodeados por sus nietecitos al frente del cálido crepitar de la chimenea. El sonido particular y el accionar de las palancas de las maquinas tragamonedas, me demostró, que el del sueño y el frío, era otro.

En el Bar La rotonde una banda comenzó el espectáculo musical en vivo con una estupenda selección de rock de los 80’s y la noche se volvió mágica para mi (ah…..la música de mi juventud). Mientras otros movían el esqueleto desinhibidamente, yo disfrutaba del suculento banquete auditivo.




En la pausa tuve la osadía de salir al balcón donde tiritando constaté , la belleza del paisaje y el ingenio de las palomas adormiladas sobre los reflectores externos del casino.



5 de diciembre de 2007

MUÑECO DE NIEVE

“Espero que todavía el frío no lo tenga congelado y que en diciembre no se vaya a convertir en muñeco de nieve”.

Con esta casi premonitoria sentencia empezaba el correo de mi amigo Víctor H. quien hasta ahora nunca me vio, ni le comenté acerca del cotidiano trance de palear entre montañas de nieve para desenterrar o para parquear el carro, además de algunas tareas conexas como despegar el hielo de los vidrios y faros y quitar el Everest que algunas veces, mágicamente crece encima del techo, alterando peligrosamente la aerodinámica y deteriorando la estética.
Es el deporte de invierno que por ahora más practico y si al principio estoy congelado después de los cinco primeros minutos de echar pala desaparece ese frío ralentizante que hace que te asemejes al níveo monacho.



Anécdotas, fotos y comentarios de nuestra nueva vida en Canadá