9 de marzo de 2008

SAN VALENTIN EN QUÉBEC

Le Château Frontenac, L’Hôtel de Glace, La Parade du Carnaval, la bella e impecable arquitectura europea, las esculturas de nieve y hielo, una temperatura polar (de -20 sintiéndose -30) que finalmente, como siempre, a pesar de su inclemencia, no pudo impedir a muchos Quebequenses e infinidad de turistas (entre ellos nosotros) el festejo del cumpleaños de la ciudad de Québec, que había sido fundada 400 años atrás, por un navegante francés: Samuel de Champlain.










Comparando Québec con Montreal constatamos que en esta última ciudad hace más frío, hay más viento (recuerden el factor de enfriamiento eólico) y cae mucha más nieve, algo que podía notarse en los jardines de las casas en los que había acumulaciones de mas de 2 metros y en el superiorísimo nivel de congelación del río.












En Québec siempre hay algo que atrae la atención, algo para descubrir, algo para fotografiar, aunque desafortunadamente, eventualmente la cámara se reveló y aún con la batería plena de energía, no quiso trabajar haciéndole huelga al frío.














Caminata entre las esculturas de nieve, paseo bordeando el río, la obligada foto frente al Frontenac, la interesante y creativa manera de divertirse de todo el mundo y el desafío de Conga a los elementos extremos, a pesar de estar de nieve hasta el cuello. La caída de la tarde, marca la hora de registrarse en el hotel y de paso, dejarla a ella acomodada, para poder escaparse un poco más libres hacia el programa de la noche.



Todo estuvo maravilloso excepto descubrir durante el desfile nocturno, que el frío es horrorosamente doloroso y que mis botas y mi chaqueta de invierno, ambas cosas para -30, no pudieron con el embate de la ola de frío y entonces, que remedio, masoquistamente he debido sufrir bastante, para disfrutar igualmente mucho.



Llegada a las 12 p.m. Conga saluda con ojos adormilados y retorna rápidamente a la acogedora y elegante cama proporcionada por el hotel y con su desarrollado lenguaje gestual, pide que la arropen y con razón; pues el día siguiente promete ser también intenso.

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