19 de diciembre de 2008

DESOXIDANDO LAS NEURONAS

Dos semanas atrás, después de analizar sin sangre fría (debo confesarlo), el desmesurado tamaño de cada una de las materias a estudiar, decidí decir adiós a la mujer (indiferencia total que ilusamente, espero no me sea cobrada en estas largas noches frías). Adiós también debí decirle al correo, al blog, la televisión, el teléfono y… hasta al perro. ¡Pobre Conga!

La imposición forzada de días de claustro, la desconexión total del mundo y la revisión exhaustiva de los temas, fueron factores ineludibles para ponerse a tono con la exigencia implacable de los exámenes finales.



Difícil resistirse a la tentación de una foto clandestina minutos antes del comienzo del último round académico de este año: el examen final de Desarrollo Socio-Afectivo.
Elresultado de esta prueba tenía un peso definitivo sobre la nota final. En el caso de esta materia, el examen intermedio valía 45% y el final otro 45%. El 10% restante debes ganártelo con trabajo y ejercicios pertinentes en la página web de la universidad. Imposible otra metodología cuando la clase tiene en promedio cien estudiantes (95% mujeres).


Todo vale cuando de calmar los nervios se trata: comerse las uñas, pretender que se está conversando cuando en realidad la cabeza está en otro lado, la revisión tardía de apuntes en un infructuoso esfuerzo por retener algún dato irremediablemente olvidado, la tercera obligada visita al baño, el entre y salga por escaparse unos segundos del tenso ambiente, etc.
Pero como no hay plazo que no se cumpla, a la hora prevista escuchamos la clásica orden cada vez más familiar:

«Por favor: Puesto vacio entre estudiantes, abrigos, bolsos, maletines al frente. Sobre el escritorio únicamente el estilógrafo y su carnet universitario. Bonne Chance!»

Anécdotas, fotos y comentarios de nuestra nueva vida en Canadá